Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Martes 29 de Octubre de 2024
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Martes de la trigésima semana del tiempo ordinario

Por la evangelización de los pueblos

Propuesta celebrativa

Color: verde

Antífona de entrada             Sal 66, 2-3 

El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. 

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad; mira la abundante cosecha y envía operarios que anuncien el Evangelio a toda creatura, para que tu pueblo, congregado por la Palabra de vida y sostenido por la gracia de los sacramentos, avance por el camino de la salvación y del amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 


PRIMERA LECTURA

Éste es un gran misterio: se refiere a Cristo y a la Iglesia.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso   5, 21-33

Hermanos:

Sométanse los unos a los otros, por consideración a Cristo.

Las mujeres, a su propio marido como al Señor, porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la Cabeza y el Salvador de la Iglesia, que es su Cuerpo. Así como la Iglesia está sometida a Cristo, de la misma manera las mujeres deben respetar en todo a su marido.

Los maridos amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella para santificarla. Él la purificó con el bautismo del agua y la palabra, porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada. Del mismo modo, los maridos deben amar a su mujer como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo. Nadie menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida.

Así hace Cristo por la Iglesia, por nosotros, que somos los miembros de su Cuerpo. "Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne".

Éste es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia.

En cuanto a ustedes, cada uno debe amar a su propia mujer como a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido.

SALMO RESPONSORIAL    127, 1-5

R/. ¡Feliz el que teme al Señor!

¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. 

Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa. 

¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén! 

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO    Cf. Mt 11, 25

Aleluya.

Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluya.

EVANGELIO

El grano creció y se convirtió en un arbusto.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   13, 18-21

Jesús dijo:

“¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas”. 

Dijo también: “¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa”.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Mira, Señor, a tu Hijo Jesucristo, que se entregó por la redención de todos los hombres, para que, por él, desde la salida del sol hasta su ocaso, tu nombre sea glorificado en todo el mundo y en todo lugar se ofrezca el único sacrificio. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Antífona de comunión  Cf. Mt 28, 20 

Dice el Señor: enseñen a cumplir todo lo que yo les he mandado. Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Alimentados con el don de nuestra redención, te pedimos, Padre, que con este auxilio de salvación eterna se acreciente siempre en nosotros la verdadera fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. 


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