Martes de la decimonovena semana del tiempo ordinario
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir
Memoria libre
Color: rojo
Edith Stein nació en 1891 en el seno de una familia judía. Fue una gran estudiosa de Filosofía. Recibió la vida nueva por el Bautismo. Con el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz, se consagró en la Orden de las Carmelitas Descalzas. Fue arrestada en su monasterio por orden de las autoridades nazis y, bajo ese régimen nefasto y enemigo de la fe y de la dignidad del hombre, murió en las cámaras de gas del campo de exterminio de Auschwitz, cerca de Cracovia (Polonia) en 1942.
Antífona de entrada
Sigue al Cordero crucificado por nosotros, la virgen valiente, ofrenda de pureza y castidad.
ORACIÓN COLECTA
Dios de nuestros padres, que llevaste a la mártir santa Teresa Benedicta, al conocimiento de tu Hijo crucificado y a imitarlo fielmente hasta la muerte, por su intercesión te pedimos que todos los hombres reconozcan en Cristo al Salvador, y por él lleguen a gozar de tu visión en la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Me hizo comer el rollo, y era en mi boca dulce como la miel.
Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 8—3, 4
El Señor me dirigió la palabra y me dijo:
“Tú, hijo de hombre, escucha lo que te voy a decir; no seas rebelde como ese pueblo rebelde: abre tu boca y come lo que te daré”.
Yo miré y vi una mano extendida hacia mí, y en ella había un libro enrollado. Lo desplegó delante de mí, y estaba escrito de los dos lados; en él había cantos fúnebres, gemidos y lamentos.
Él me dijo: “Hijo de hombre, come lo que tienes delante: come este rollo, y ve a hablar a los israelitas”. Yo abrí mi boca y Él me hizo comer ese rollo.
Después me dijo: “Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas con este libro que Yo te doy”. Yo lo comí y era en mi boca dulce como la miel.
Él me dijo: “Hijo de hombre, dirígete a los israelitas y comunícales mis palabras”.
SALMO RESPONSORIAL 118, 14. 24. 72. 103. 111. 131
R/. ¡Qué dulce es tu palabra en mi boca, Señor!
Me alegro de cumplir tus prescripciones, más que de todas las riquezas. Porque tus prescripciones son todo mi deleite, y tus preceptos, mis consejeros.
Para mí vale más la ley de tus labios que todo el oro y la plata. ¡Qué dulce es tu palabra para mi boca, es más dulce que la miel!
Tus prescripciones son mi herencia para siempre, porque alegran mi corazón. Abro mi boca y aspiro hondamente, porque anhelo tus mandamientos.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Mt 11, 29ab
Aleluya.
“Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 18, 1-5. 10. 12-14
Los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: “¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?”
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: “Les aseguro que si ustedes no cambian y no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre me recibe a mí mismo.
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños”.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, los dones que te presentamos en la conmemoración de santa Teresa Benedicta de la Cruz, así como quisiste aceptar su glorioso martirio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Ap 7, 17
El Cordero que está en medio del trono los conducirá hacia los manantiales de agua viva.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro, que has querido contar a santa Teresa Benedicta de la Cruz entre tus elegidos por la doble victoria de la virginidad y el martirio, concédenos, por este sacramento, la gracia de superar con valentía todos los males y alcanzar la gloria celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.