PREFACIO DE ADVIENTO I
Las dos venidas de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro.
Él vino por primera vez en la humildad de nuestra carne para realizar el plan de redención trazado desde antiguo, y nos abrió el camino de la salvación; para que, cuando venga por segunda vez en el esplendor de su grandeza, podamos recibir los bienes prometidos que ahora aguardamos en vigilante espera.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles, y con todos los coros celestiales cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE ADVIENTO II
Cristo, Señor y Juez de la historia
En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo lo creado.
Tú has querido ocultarnos el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y Juez de la Historia, aparecerá sobre las nubes del cielo revestido de poder y de gloria. En aquel día, tremendo y glorioso al mismo tiempo, pasará la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.
El Señor se manifestará entonces lleno de gloria, el mismo que viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y para que demos testimonio por el amor, de la espera dichosa de su reino.
Por eso, mientras aguardamos su última venida, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE ADVIENTO III
La doble espera de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A Él, que había sido anunciado por los profetas, la Virgen Madre lo llevó en su seno con amor inefable; Juan Bautista proclamó la inminencia de su venida y reveló su presencia entre los hombres.
El mismo Señor nos concede ahora preparar con alegría el misterio de su nacimiento, para que su llegada nos encuentre perseverantes en la oración y proclamando gozosamente su alabanza.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles, y con todos los coros celestiales cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE ADVIENTO IV
María, nueva Eva
Este prefacio se dice el cuarto domingo de Adviento y en las Misas del tiempo desde el día 17 hasta el día 24 de diciembre, así como en las restantes Misas que se celebran durante este mismo tiempo y no tienen prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación alabarte, bendecirte y glorificarte, Señor, Padre Santo, por el misterio de la Virgen Madre.
Del antiguo adversario nos vino la ruina, pero en el seno virginal de la hija de Sión recibió la vida aquel que nos nutre con el pan de los ángeles, y surgieron para todo el género humano la salvación y la paz.
La gracia que perdimos por Eva nos fue devuelta en María; su maternidad redimida del pecado y de la muerte, se abre al don de una vida nueva, para que, donde abundó el pecado sobreabundara tu misericordia por Cristo, nuestro Salvador.
Por eso nosotros, mientras esperamos la venida de Cristo, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE ADVIENTO V
La promesa del Salvador
Este prefacio se dice en las Misas que se celebran durante este mismo tiempo y no tienen prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro.
Porque Él es el Salvador que en tu misericordia y fidelidad prometiste al hombre extraviado, para que su verdad instruyera a los ignorantes, su santidad justificara a los pecadores y su fuerza sostuviera a los débiles.
Al acercarse el tiempo en que ha de llegar tu Enviado y amanece el día de nuestra salvación, llenos de confianza en tus promesas, cantamos, Padre, con filial alegría,
el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE NAVIDAD I
Cristo, la luz del mundo
Este prefacio se dice en las Misas de Navidad y en su octava. Durante la octava, se dice incluso en aquellas Misas que, si se celebraran en otro tiempo, tendrían prefacio propio, pero no en aquellas que tienen prefacio propio referido a las Personas divinas o sus misterios. También se dice en las ferias del tiempo de Navidad.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno:
Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que, conociendo a Dios visiblemente, lleguemos al amor de lo invisible.
Por eso con los ángeles y los arcángeles, y con todos los coros celestiales, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE NAVIDAD II
La restauración del universo en la encarnación
Este prefacio se dice en las Misas de Navidad y de su octava; durante la octava, se dice incluso en aquellas Misas que, si se celebraran en otro tiempo tendrían prefacio propio, pero no en aquellas que tienen prefacio propio referido a las Personas divinas o sus misterios. También se dice en las ferias del tiempo de Navidad.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno por Cristo, Señor nuestro.
Por el misterio santo que hoy celebramos, el que era de naturaleza invisible se hizo visible en nuestra naturaleza, y el que es engendrado desde toda la eternidad comenzó a existir en el tiempo para asumir en sí mismo todo lo creado, reconstruir lo que estaba caído y encaminar al hombre descarriado hacia el Reino celestial.
Por eso, unidos a todos los ángeles, te aclamamos llenos de alegría, diciendo:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE NAVIDAD III
El intercambio en la encarnación del Verbo
Este prefacio se dice en las Misas de Navidad y de su octava; durante la octava, se dice incluso en aquellas Misas que, si se celebraran en otro tiempo tendrían prefacio propio, pero no en aquellas que tienen prefacio propio referido a las Personas divinas o sus misterios. También se dice en las ferias del tiempo de Navidad.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Por él hoy resplandece ante el mundo el maravilloso intercambio de nuestra salvación; pues al revestirse tu Hijo de nuestra frágil condición no solamente dignificó nuestra naturaleza para siempre, sino que por esta unión admirable nos hizo partícipes de su eternidad.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles, te alabamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
Cristo, luz de los pueblos
Este prefacio se dice en las Misas que se celebran en la solemnidad de la Epifanía. Los días posteriores a Epifanía, hasta el sábado anterior a la fiesta del Bautismo del Señor, puede decirse este prefacio o uno de los prefacios de Navidad.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque (hoy) iluminaste a todos los pueblos revelándoles el misterio de nuestra salvación en Cristo, y al manifestarse Él en nuestra naturaleza mortal nos restauraste con la nueva gloria de su inmortalidad.
Por eso con los ángeles y los arcángeles, y con todos los coros celestiales, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DEL BAUTISMO
El bautismo, inicio de la vida nueva
Este prefacio se dice en las Misas en las que se celebran bautismos o cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un prefacio más propio.
En verdad es justo darte gracias, y exaltar tu nombre, Padre santo y misericordioso, por Jesucristo, Señor y Redentor nuestro.
Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos por el sacramento del nuevo nacimiento.
Tú has querido que del corazón abierto de tu Hijo manara para nosotros el don nupcial del Bautismo, primera Pascua de los creyentes, puerta de nuestra salvación, inicio de la vida en Cristo, fuente de la humanidad nueva.
Del agua y del Espíritu engendras en el seno de la Iglesia, virgen y madre, un pueblo de sacerdotes y reyes, congregado de entre todas las naciones en la unidad y santidad de tu amor.
Por este don de tu benevolencia tu familia te adora y, unida a los ángeles y a los santos, canta el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DEL CUARESMA I
La significación espiritual de la Cuaresma
Este prefacio se dice en el tiempo de Cuaresma, sobre todo en los domingos, cuando no corresponda decir un prefacio que sea más indicado.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro:
Porque concedes generosamente a tus fieles disponerse con gozo a la celebración de la Pascua con un corazón purificado, para que, dedicados con mayor entrega a la oración y a las obras de caridad, y participando en los misterios que nos dieron nueva Vida, lleguemos a ser plenamente hijos tuyos.
Por eso con los ángeles y los arcángeles, y con todos los coros celestiales, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
LA PASIÓN DEL SEÑOR I
La fuerza de la Cruz
Este prefacio se dice en las ferias de la quinta semana de Cuaresma y en las Misas de los misterios de la Cruz y de la Pasión del Señor.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Por la Pasión salvadora de tu Hijo la humanidad entera fue capaz de glorificarte, porque en la fuerza inefable de la cruz se manifestó el juicio del mundo y el poder de Cristo crucificado.
Por eso, con todos los ángeles y santos cantamos sin cesar tus alabanzas:
Santo, Santo, Santo...
LA PASIÓN DEL SEÑOR II
La victoria de la Pasión
Este prefacio se dice el lunes, martes y miércoles de la Semana Santa.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro:
Porque se acercan ya los días santos de su Pasión salvadora y de su gloriosa Resurrección, en los cuales celebramos el triunfo sobre el mal y se renueva el misterio de nuestra redención.
Por eso, los ángeles te adoran eternamente y se alegran en tu presencia, y nosotros nos unimos a sus voces, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE PASCUA I
El misterio pascual
Este prefacio se dice durante el tiempo pascual.
En la Misa de la Vigilia pascual se dice "en esta noche"; el día de Pascua y durante la octava: "en este día"; en las restantes Misas: "en este tiempo".
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en (esta noche) (este día) (este tiempo) en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque Él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida.
Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero está llamado a la alegría junto con los ángeles y los arcángeles que cantan un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE PASCUA II
La nueva vida en Cristo
Este prefacio se dice durante el tiempo pascual.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Por Él, los hijos de la luz nacen a la Vida eterna, y se abren para los creyentes las puertas del reino de los cielos, porque en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida, y en su resurrección todos hemos resucitado a la Vida.
Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero está llamado a la alegría junto con los ángeles y los arcángeles que cantan un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE PASCUA III
Cristo vive para interceder siempre por nosotros
Este prefacio se dice durante el tiempo pascual.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Él sigue ofreciéndose por nosotros e intercede constantemente en nuestro favor; inmolado, ya no muere más, muerto, vive para siempre.
Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero está llamado a la alegría junto con los ángeles y los arcángeles que cantan un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE PASCUA IV
La restauración del universo por el misterio pascual
Este prefacio se dice durante el tiempo pascual.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque con la destrucción del pecado son renovadas todas las cosas, y queda restaurada en Cristo la plenitud de nuestra vida.
Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero está llamado a la alegría junto con los ángeles y los arcángeles que cantan un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE PASCUA V
Cristo, sacerdote y víctima
Este prefacio se dice durante el tiempo pascual.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Por la ofrenda de su Cuerpo realizada en la cruz, él llevó a su plenitud los sacrificios de la antigua alianza y al entregarse a ti, Padre, para salvarnos, se hizo por nosotros sacerdote, altar y víctima.
Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero está llamado a la alegría con los ángeles y los arcángeles que cantan un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR I
El misterio de la Ascensión
Este prefacio se dice el día de la Ascensión del Señor; puede decirse también en los días después de la Ascensión hasta el sábado antes de Pentecostés en aquellas misas que no tienen prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno:
Porque el Señor Jesús, Rey de la gloria, triunfador del pecado y de la muerte, ante la admiración de los ángeles ascendió (hoy) a lo más alto de los cielos, como Mediador entre Dios y los hombres, Juez del mundo y Señor de los espíritus celestiales. No lo hizo para apartarse de la pequeñez de nuestra condición humana sino para que lo sigamos confiadamente como miembros suyos, al lugar donde nos precedió él, cabeza y principio de todos nosotros.
Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero está llamado a la alegría junto con los ángeles y los arcángeles que cantan un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
El día de la Ascensión en las Plegarias eucarísticas I, II y III se utilizan los elementos propios.
PREFACIO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR II
El misterio de la Ascensión
Este prefacio se dice el día de la Ascensión del Señor; puede decirse también en los días después de la Ascensión hasta el sábado antes de Pentecostés en aquellas misas que no tienen prefacio propio.
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo, después de su resurrección se apareció visiblemente a todos sus discípulos y ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos compartir su divinidad.
Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero está llamado a la alegría junto con los ángeles y los arcángeles que cantan un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
El día de la Ascensión en las Plegarias eucarísticas I, II y III se utilizan los elementos propios.
PREFACIO PARA DESPUÉS DE LA ASCENSIÓN
La espera del Espíritu Santo
Este prefacio puede decirse en los días después de la Ascensión hasta el sábado antes de Pentecostés en las misas que no tienen prefacio propio.
En verdad es justo y necesario que todas las criaturas, en el cielo y en la tierra, se unan en tu alabanza, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo, tu Hijo, Señor del universo.
Él mismo, habiendo entrado en el santuario del cielo una vez para siempre, intercede ahora por nosotros como mediador que asegura la perpetua efusión del Espíritu.
Pastor y obispo de nuestras almas, nos invita a la plegaria unánime, a ejemplo de María y los Apóstoles, en la espera de un nuevo Pentecostés.
Por este misterio de santificación y de amor, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO I
El misterio pascual nos hace pueblo de Dios
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo "durante el año"
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo, por su misterio pascual, realizó la obra maravillosa de llamarnos del pecado y de la muerte a la gloria de constituir una raza elegida, un reino sacerdotal, una nación santa, un pueblo de su propiedad, para que, llevados de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO II
El plan divino de la salvación
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo "durante el año".
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo se compadeció del pecado de los hombres y quiso nacer de la Virgen; murió en la cruz para liberarnos de la muerte y resucitó del sepulcro para darnos la Vida eterna.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO III
El hombre salvado por el hombre
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo "durante el año".
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno:
Porque reconocemos como obra de tu poder admirable haber socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, y haber provisto el remedio en la misma debilidad humana; así donde estuvo nuestra ruina obraste nuestra salvación, por Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, adoran tu grandeza los ángeles que se alegran eternamente en tu presencia. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando alegremente:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO IV
La historia de la salvación
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo "durante el año"
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Con su nacimiento restauró nuestra naturaleza, con su muerte destruyó nuestros pecados, al resucitar nos dio nueva vida y nos abrió las puertas del cielo cuando volvió junto a ti, Padre.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles y los santos, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO V
La creación
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo "durante el año"
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú creaste cuanto existe en el mundo y estableciste el curso y la variedad de los tiempos; formaste al hombre a tu imagen y sometiste a su poder las maravillas del universo, para que en nombre tuyo dominara la creación y te alabara constantemente por tus obras, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso te alabamos con los ángeles y los arcángeles proclamando sin cesar con alegría:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO VI
El anticipo de la Pascua eterna
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo "durante el año"
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
En ti vivimos, nos movemos y existimos, y mientras peregrinamos en este mundo, no sólo experimentamos cada día las pruebas de tu amor, sino que poseemos desde ahora el anticipo de la eternidad.
Así, habiendo recibido las primicias del Espíritu por quien resucitaste a Jesús de entre los muertos, esperamos gozar eternamente de la Pascua.
Por eso, te alabamos con todos los ángeles y proclamamos tu gloria con alegría, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO VII
La salvación, fruto de la obediencia de Cristo
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo "durante el año"
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tu amor por el mundo fue tan misericordioso que nos enviaste como Redentor a tu propio Hijo, y quisiste que él fuera en todo semejante al hombre menos en el pecado, para amar en nosotros lo mismo que amabas en él; con su obediencia filial recuperamos tus dones que la desobediencia del pecado nos hizo perder.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles y los santos, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO VIII
La Iglesia congregada a imagen de la Trinidad
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo "durante el año"
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú has querido reunir de nuevo, por la Sangre de tu Hijo y la fuerza del Espíritu, a los hijos dispersos por el pecado; de este modo tu Iglesia, congregada por virtud y a imagen de la Trinidad, se muestra ante el mundo como Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu, para alabanza de tu infinita sabiduría.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles, te alabamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO IX
El día del Señor
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo "durante el año"
En verdad es justo bendecirte y darte gracias, Padre santo, fuente de la verdad y de la vida, porque nos has convocado en tu casa en este día de fiesta.
Hoy, tu familia, reunida en la escucha de tu Palabra y en la comunión del pan único y partido, celebra el memorial del Señor resucitado, mientras espera el domingo sin ocaso en el que la humanidad entera entrará en tu descanso. Entonces podremos contemplar tu rostro y alabar para siempre tu misericordia.
Con esta gozosa esperanza, y unidos a los ángeles y a los santos, cantamos unánimes el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DOMINGOS DURANTE EL AÑO X
Prefacio del Espíritu Santo II
La Acción del Espíritu Santo en la Iglesia
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo "durante el año"
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú nos concedes lo que más conviene en cada momento y diriges sabiamente a tu Iglesia asistiéndola siempre con la fuerza del Espíritu Santo; para que, con un corazón siempre dócil a tu voluntad, no abandone la plegaria en las dificultades ni la acción de gracias en las alegrías, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, unidos a los ángeles te alabamos, cantando con alegría:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA I
El sacrificio y el sacramento de Cristo
Este prefacio se dice en la Misa de la Cena del Señor; puede decirse también en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo y en las Misas votivas de la Santísima Eucaristía.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo, verdadero y único Sacerdote, al instituir el sacrificio de la eterna alianza se entregó primero a sí mismo como víctima de salvación, y nos mandó ofrecerlo en su memoria. Cuando comemos su Carne, inmolada por nosotros, somos fortalecidos; cuando bebemos su Sangre, derramada por nosotros, somos purificados.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA II
Los frutos de la santísima Eucaristía
Este prefacio se dice en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo y en las Misas votivas de la Santísima Eucaristía.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo, mientras comía con los apóstoles en la última cena, para perpetuar el memorial salvífico de la cruz, se entregó a sí mismo como Cordero inmaculado y sacrificio perfecto de reconciliación.
Con este venerable sacramento alimentas y santificas a tus fieles, para que todos los que habitamos en el mundo, seamos iluminados por una misma fe y congregados en una misma caridad.
Nos acercamos así a la mesa de este sacramento admirable para que la abundancia de tu gracia nos conduzca a la vida eterna.
Por eso, todas las criaturas del cielo y de la tierra te adoran entonando un cántico nuevo, y también nosotros, con los ángeles, te alabamos cantando sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA III
La eucaristía, viático para la pascua eterna
Este prefacio se dice en las Misas en las que se imparte el Viático o cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un prefacio más propio.
En verdad es justo darte gracias, es bueno bendecir tu nombre, Padre santo, Dios de misericordia y de paz.
Porque has querido que tu Hijo, obediente hasta la muerte de cruz, nos precediera en el camino del retorno a ti, término de toda esperanza humana.
En la Eucaristía, testamento de su amor, él se hace comida y bebida espiritual, para alimentarnos en nuestro viaje hacia la Pascua eterna.
Con este anticipo de la resurrección futura, en la esperanza, participamos ya de la mesa gloriosa de tu reino y, unidos a los ángeles y a los santos, proclamamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA I
La maternidad de Santa María Virgen
El siguiente prefacio se dice en las Misas de la Virgen María, haciendo mención, en el lugar correspondiente (***), de la fiesta, según se indica en cada Misa.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la (***) de santa María, siempre virgen. Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo, y sin perder la gloria de su virginidad, derramó sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro.
Por eso, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA II
La Iglesia alaba a Dios con las palabras de María
Este prefacio se dice en las Misas de la Santísima Virgen.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, Señor, Padre santo, reconocer tu grandeza en la perfección de los santos, y proclamar especialmente tu inmensa bondad al conmemorar a la santísima Virgen María.
Porque tú realizaste grandes cosas en el mundo y diste pruebas de tu infinita misericordia cuando miraste la pequeñez de tu servidora, y por medio de ella, nos diste al autor de nuestra salvación, Jesucristo, tu Hijo y nuestro Señor.
Por él, adoran tu grandeza todos los ángeles que se alegran en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces, cantando con el mismo entusiasmo:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA III
María, signo de consuelo y de esperanza
Este prefacio se dice en las Misas de la Santísima Virgen.
En verdad es justo darte gracias, es bueno cantar tu gloria, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Te alabamos y te bendecimos, por Jesucristo, tu Hijo, en esta fiesta (memoria) de la bienaventurada Virgen María. Ella, como humilde servidora, escuchó tu palabra y la conservó en su corazón; admirablemente unida al misterio de la redención, perseveró con los apóstoles en la plegaria mientras esperaban al Espíritu Santo, y ahora brilla en nuestro camino como signo de consuelo y de firme esperanza.
Por este don de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, te entonamos nuestro canto y proclamamos tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA IV
María, imagen de la humanidad nueva
Este prefacio se dice en las Misas de la Santísima Virgen.
En verdad es justo darte gracias, Padre santo, fuente de la vida y de la alegría.
Porque en esta etapa final de la historia has querido revelarnos el misterio escondido desde antiguo, para que así el mundo entero retorne a la vida y recobre la esperanza. En Cristo, nuevo Adán, y en María, nueva Eva, se revela el misterio de tu Iglesia, como primicia de la humanidad redimida. Por este inefable don la creación entera, con la fuerza del Espíritu Santo, emprende nuevamente su camino hacia la Pascua eterna.
Por eso nosotros, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz
el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA V
María, modelo y madre de la Iglesia
Este prefacio se dice en las Misas de la Santísima Virgen.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, y glorificarte como es debido en esta celebración de la Virgen María.
Ella, al aceptar tu Palabra con su corazón inmaculado, mereció concebirla en su seno virginal y al dar a luz a su propio Creador preparó el nacimiento de la Iglesia.
Ella, aceptando junto a la cruz el testamento del amor divino, adoptó como hijos a todos los hombres nacidos a la vida sobrenatural por la muerte de Cristo.
Ella, unida a los Apóstoles en espera del Espíritu Santo prometido, asoció su oración a la de los discípulos y se convirtió en modelo de la Iglesia orante.
Elevada a la gloria de los cielos, acompaña a la Iglesia peregrina con amor maternal, y con bondad protege sus pasos hacia la patria del cielo, hasta que llegue el día glorioso del Señor.
Por eso, con todos los ángeles y santos te alabamos, cantando sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS APÓSTOLES I
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú nunca abandonas a tu rebaño, Pastor eterno, sino que lo proteges y conservas siempre por medio de los santos Apóstoles, y quieres que sea conducido por aquellos mismos pastores a quienes tu Hijo confió la misión de continuar su obra.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con todos los coros celestiales cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS APÓSTOLES II
El fundamento y el testimonio apostólico
Este prefacio se dice en las Misas de los Apóstoles y los Evangelistas.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque quisiste edificar tu Iglesia sobre el fundamento de los Apóstoles, para que ella permaneciera siempre en la tierra como el signo de tu santidad y anunciara a todos los hombres el camino que nos lleva al cielo.
Por eso, con los ángeles, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS SANTOS I
La gloria de los Santos
Este prefacio se dice en la Misa votiva de todos los Santos, de los santos Patronos y Titulares de la Iglesia, y en las solemnidades y fiestas de los Santos cuando no tengan un prefacio más apropiado. También pueden decirse en las memorias de los Santos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres celebrado en la asamblea de los santos y al coronar sus méritos coronas tus propios dones; nos das el ejemplo de su vida, la comunión en la unidad y la ayuda de su intercesión para que, animados por su presencia, lleguemos victoriosos a la eternidad deseada, y recibamos con ellos la corona incorruptible de la gloria, por Jesucristo, Señor nuestro.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles, y unidos con todos los santos cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS SANTOS II
La acción de los Santos
Este prefacio se dice en la Misa votiva de todos los Santos en general, de los santos Patronos y Titulares de la Iglesia, y en las solemnidades y fiestas de los Santos cuando no tengan un prefacio más apropiado. También puede decirse en las memorias de los Santos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Con el testimonio admirable de tus santos, fecundas a tu Iglesia con nueva vitalidad y nos das pruebas evidentes de tu amor. El ejemplo de los santos nos anima y su intercesión nos acompaña siempre para alcanzar el misterio de la salvación.
Por eso, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS SANTOS MÁRTIRES I
El martirio como signo y ejemplo
El siguiente prefacio se dice en las solemnidades y fiestas de los santos Mártires. Se puede decir también en las memorias de los mismos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque la sangre del mártir san N. derramada, como la de Cristo, para confesar tu nombre, manifiesta la acción admirable con que tú robusteces nuestra debilidad, y demuestras que a partir de nuestra fragilidad podemos llegar a ser testigos de Cristo, Señor nuestro.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles, te aclamamos en la tierra, cantando sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS SANTOS MÁRTIRES II
Las maravillas de Dios en la victoria de los mártires
El siguiente prefacio se dice en las solemnidades y fiestas de los santos Mártires. Se puede decir también en las memorias de los mismos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres glorificado por la alabanza de tus santos y en su martirio se manifiestan las maravillas de tu poder, porque en tu bondad concedes ardor a la fe, inspiras firmeza en la perseverancia y das la victoria en el combate, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles que te adoran, cantamos un cántico nuevo y te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS SANTOS PASTORES
La presencia de los santos Pastores en la Iglesia
El siguiente prefacio se dice en las solemnidades y fiestas de los santos Pastores. Se puede decir también en las memorias de los mismos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la fiesta de san N., fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida, la enseñanza de su doctrina y la ayuda de su intercesión.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, te alabamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE SANTAS VÍRGENES Y SANTOS RELIGIOSOS
El signo de la vida consagrada a Dios
El siguiente prefacio se dice en las solemnidades y fiestas de las santas Vírgenes y de los santos Religiosos. Se puede decir también en las memorias de los mismos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Al recordar a los santos que se consagraron a Cristo por el Reino de los cielos, celebramos tu admirable providencia. Por ella la humanidad recobra la santidad primera y experimenta anticipadamente los bienes que espera recibir en el cielo.
Por eso, con los ángeles y los santos cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO COMÚN I
El universo restaurado por Cristo
Este prefacio se dice en las Misas del tiempo “durante el año” que carecen de prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
En él has querido restaurar todas las cosas, y hacernos participar a todos de su plenitud. Él, que era de condición divina, se anonadó a sí mismo, y por su Sangre derramada en la cruz pacificó todas las cosas; y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en él.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO COMÚN II
La salvación por Cristo
Este prefacio se dice en las Misas del tiempo “durante el año” que carecen de prefacio propio.
En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú creaste al hombre por amor, y aunque condenado justamente, con tu misericordia lo redimiste, por Cristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles celebran tu gloria, te adoran las dominaciones, se estremecen las potestades.
En el cielo te aclaman con alegría las virtudes celestiales y los santos serafines. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO COMÚN III
Alabanza a Dios por la creación y la redención del hombre
Este prefacio se dice en las Misas del tiempo “durante el año” que carecen de prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no solamente el creador del género humano, sino también el autor generoso de la nueva creación.
Por eso, con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y tus santos unánimemente te bendicen. Con ellos, también nosotros, en unión con los ángeles del cielo te alabamos, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO COMÚN IV
La alabanza es don de Dios
Este prefacio se dice en las Misas del tiempo “durante el año” que carecen de prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Aunque no necesitas nuestra alabanza, tú inspiras en nosotros que te demos gracias, para que las bendiciones que te ofrecemos nos ayuden en el camino de la salvación por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO COMÚN V
La proclamación del misterio de Cristo
Este prefacio se dice en las Misas del tiempo “durante el año” que carecen de prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Con amor celebramos su Muerte, con fe viva proclamamos su Resurrección, y con firme esperanza aguardamos su gloriosa Venida.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO COMÚN VI
El misterio de la salvación en Cristo
Este prefacio, tomado de la Plegaria eucarística II, se dice en las Misas del tiempo “durante el año” que carecen de prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado, tu Palabra por quien hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO COMÚN VII
Cristo, huésped y peregrino en medio de nosotros
Este prefacio se dice en las Misas del tiempo “durante el año” que carecen de prefacio propio.
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz.
Tú llamaste a Abraham y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones. Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión.
En la etapa final de la historia, enviaste a tu propio Hijo, como huésped y peregrino en medio nuestro, para redimirnos del pecado y de la muerte; y derramaste el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta, tu reino, como estado, la libertad de tus hijos, como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO COMÚN VIII
Jesús, buen samaritano
Este prefacio se dice en las Misas del tiempo “durante el año” que carecen de prefacio propio. Es oportuno usarlo en el domingo XV del tiempo "durante el año" del ciclo C y el lunes de la semana XXVII del tiempo "durante el año".
En verdad es justo darte gracias, y es deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu servidor, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo …
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO COMÚN IX
La gloria de Dios es el hombre viviente
Este prefacio se dice en las Misas del tiempo “durante el año” que carecen de prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero, el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo
has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Santo, Santo, Santo …
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DIFUNTOS I
La esperanza de la resurrección en Cristo
Este prefacio se dice en la Misa de difuntos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
En él brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección; y así a quienes la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad. Porque para los que creemos en ti, la vida no termina, sino que se transforma, y al deshacerse esta morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con todos los coros celestiales cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DIFUNTOS II
Cristo ha muerto para darnos la vida
Este prefacio se dice en la Misa de difuntos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque él quiso morir por nosotros para librarnos de la muerte eterna; más aún, solo él entregó su vida por todos, para que viviéramos eternamente para ti.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DIFUNTOS III
Cristo, salvación y vida
Este prefacio se dice en la Misa de difuntos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Él es la salvación del mundo, la vida de los hombres y la resurrección de los muertos.
Por eso, los coros de los ángeles adoran tu grandeza y te aclaman eternamente. Permítenos asociarnos a sus voces y cantar tus alabanzas diciendo:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DIFUNTOS IV
La vida terrena y la gloria celestial
Este prefacio se dice en la Misa de difuntos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Por tu poder fuimos creados, tu providencia nos gobierna y a causa del pecado volvemos a la tierra de donde salimos; pero en tu bondad, los redimidos por la muerte de tu Hijo tenemos parte en su resurrección gloriosa.
Por eso, con los ángeles y los santos, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE LOS DIFUNTOS V
Nuestra resurrección es fruto de la victoria de Cristo
Este prefacio se dice en la Misa de difuntos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú llamas a la vida eterna con Cristo a los que fueron redimidos por él, y otorgaste el don de tu gracia a los que habían muerto por causa del pecado.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...