Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Lunes 15 de Julio de 2024
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Lunes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario
San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia
Memoria obligatoria 
Color: blanco

Buenaventura (1218-1274) fue hijo espiritual de san Francisco de Asís. Como ministro general de la Orden de los Menores, trabajó por su organización.

Por la sublimidad de su doctrina teológica –enseñó, en la escuela de san Agustín, el “Itinerario del alma hacia Dios”- y por la intensidad de su vida de fe, mereció ser llamado el “Doctor seráfico”.

Designado Obispo-cardenal de Albano, murió durante el Concilio de Lyon.

Antífona de entrada Cf. Dan 12, 3

Los sabios brillarán como el resplandor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, lucirán como las estrellas, por toda la eternidad.  

ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Dios todopoderoso, que al celebrar la conmemoración del obispo san Buenaventura aprovechemos sus admirables enseñanzas e imitemos el ardor de su caridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 


PRIMERA LECTURA

Lávense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones.

Lectura del libro de Isaías   1, 10-17

¡Escuchen la palabra del Señor, jefes de Sodoma!

¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra!

¿Qué me importa la multitud de sus sacrificios? -dice el Señor-.

Estoy harto de holocaustos de carneros y de la grasa de animales cebados; no quiero más sangre de toros, corderos y chivos. Cuando ustedes vienen a ver mi rostro, ¿quién les ha pedido que pisen mis atrios? No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. Luna nueva, sábado, convocación a la asamblea... ¡no puedo aguantar la falsedad y la fiesta! Sus lunas nuevas y solemnidades las detesto con toda mi alma; se han vuelto para mí una carga que estoy cansado de soportar.

Cuando extienden sus manos, Yo cierro los ojos; por más que multipliquen las plegarias, Yo no escucho: ¡las manos de ustedes están llenas de sangre! ¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda!

SALMO RESPONSORIAL   49, 8-9. 16b-17. 21. 23

R/. ¡El justo gozará la salvación de Dios!

No te acuso por tus sacrificios: ¡tus holocaustos están siempre en mi presencia! Pero yo no necesito los novillos de tu casa ni los cabritos de tus corrales.

¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos y a mencionar mi alianza con tu boca, tú, que aborreces toda enseñanza y te despreocupas de mis palabras? 

Haces esto, ¿y Yo me voy a callar? ¿Piensas acaso que soy como tú? Te acusaré y te argüiré cara a cara. El que ofrece sacrificios de alabanza me honra de verdad.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO      Mt 5, 10

Aleluya.

Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Aleluya.

EVANGELIO

No vine a traer la paz, sino la espada.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo    10, 34—11, 1

Jesús dijo a sus apóstoles:

“No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.

El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.

El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.

El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.

El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a Aquél que me envió.

El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.

Les aseguro que cualquiera que dé a beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa”.

Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Al celebrar estos misterios divinos, te pedimos, Señor, que el Espíritu Santo infunda en nosotros aquella misma luz de la fe que iluminó a san Buenaventura, y lo impulsó a la propagación de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Antífona de comunión         Cf. 1 Cor 1, 23-24 

Nosotros predicamos a Cristo crucificado, fuerza y sabiduría de Dios.  

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Te pedimos, Padre, por este alimento celestial recibido, que, siguiendo las enseñanzas de san Buenaventura, vivamos en continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor. 


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