Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Domingo 10 de Octubre de 2021
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Domingo vigesimoctavo del tiempo ordinario
Salterio IV
Color: verde

Antífona de entrada Sal 129, 3-4 

Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Dios de Israel, en ti se encuentra el perdón. 

Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, y nos ayude en la práctica constante de las buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 


PRIMERA LECTURA

Tuve por nada las riquezas en comparación con la Sabiduría.

Lectura del libro de la Sabiduría 7, 7-11 

Oré, y me fue dada la prudencia, supliqué, y descendió sobre mí el espíritu de la Sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y tuve por nada las riquezas en comparación con ella. No la igualé a la piedra más preciosa, porque todo el oro, comparado con ella, es un poco de arena; y la plata, a su lado, será considerada como barro.

La amé más que a la salud y a la hermosura, y la quise más que a la luz del día, porque su resplandor no tiene ocaso. Junto con ella me vinieron todos los bienes, y ella tenía en sus manos una riqueza incalculable.

SALMO RESPONSORIAL 89, 12-17

R/. Señor, sácianos con tu amor.

Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...? Ten compasión de tus servidores.

Sácianos en seguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Alégranos por los días en que nos afligiste, por los años en que soportamos la desgracia.

Que tu obra se manifieste a tus servidores, y que tu esplendor esté sobre tus hijos. Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos.

SEGUNDA LECTURA

La Palabra de Dios discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 12-13

Hermanos:

La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Ninguna cosa creada escapa a su vista, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de Aquél a quien debemos rendir cuentas.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Mt 5, 3

Aleluya.

Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Aleluya.

EVANGELIO

Vende lo que tienes y sígueme.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 17-30

Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia Él y, arrodillándose, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?

Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.

El hombre le respondió: Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud.

Jesús lo miró con amor y le dijo: Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.

Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.

Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!

Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios.

Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: Entonces, ¿quién podrá salvarse?

Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Él todo es posible.

Pedro le dijo: Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.

Jesús respondió: Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.

Credo

Oración de los fieles

Llenos de confianza en el Señor, oremos, hermanos, por todos los hombres y por todas sus necesidades:

Para que Dios conceda el espíritu de paciencia y de caridad a los cristianos perseguidos por su nombre y los ayude a ser testigos fieles y verídicos de su Evangelio, roguemos al Señor.

Para que Dios conceda prudencia a los gobernantes y honradez a todos los súbditos, a fin de que se mantengan la armonía y la justicia en la sociedad, roguemos al Señor.

Para que el Señor, el único que puede hacer prosperar el trabajo del hombre, bendiga los esfuerzos de los trabajadores y haga que la tierra dé frutos abundantes para todos, roguemos al Señor.

Para que Dios no permita que en la hora de nuestra muerte, desesperados y sin acordarnos de él, nos sintamos como arrancados de este mundo, sino que, confiados y con una gran paz, lleguemos a la vida feliz y eterna, roguemos al Señor.

Dios nuestro, que juzgas las intenciones y los pensamientos del corazón humano y ves claramente todo lo que has creado, escucha nuestras oraciones y atraviesa nuestros corazones con la espada de doble filo de tu palabra, para que, iluminados por tu sabiduría, valoremos rectamente las cosas terrenas y las eternas y, libres de la seducción de las riquezas, recibamos el ciento por uno y la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Recibe, Señor, las oraciones de tus fieles junto con estas ofrendas; haz que este sacrificio, celebrado con amor, nos lleve a la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Antífona de comunión Cf. Sal 33, 11 

Los ricos se empobrecen y sufren hambre, pero los que buscan al Señor no carecen de nada. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Padre, humildemente te pedimos que así como nos alimentas con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos hagas partícipes de la naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor. 


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