Miércoles de la undécima semana del tiempo ordinario
San Luis Gonzaga, religioso
Memoria obligatoria
Color: blanco
Luis Gonzaga (1568-1591) nació en el castillo de Castiglione. Educado en la piedad por su madre, desde muy joven mostró su vocación religiosa.
Renunció a sus derechos a favor de su hermano e ingresó en la Compañía de Jesús, donde inició sus estudios de teología. Su vida fue un ejemplo de austeridad y de entrega al servicio de los demás.
Asistiendo a los enfermos durante una epidemia de cólera, murió en Roma a la edad de 23 años.
Antífona de entrada Cf. Sal 23, 4.3
El que tiene las manos limpias y puro el corazón podrá subir a la montaña del Señor y permanecerá en su recinto sagrado.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios nuestro, autor de todo bien, que has querido unir en san Luis Gonzaga una admirable inocencia de vida y un austero espíritu de penitencia, concédenos, por su intercesión, que si no hemos sabido imitarlo en su vida inocente, lo sigamos en el camino de la penitencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Primera lectura
La victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe.
Lectura de la primera carta de san Juan 5, 1-5
Queridos hermanos:
El que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y el que ama al Padre ama también al que ha nacido de Él. La señal de que amamos a los hijos de Dios es que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
El amor a Dios consiste en cumplir sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga, porque el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y la victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Salmo responsorial 15, 1-2a. 5. 7-8. 11
R/. ¡Tú eres mi herencia, Señor!
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Señor: “Señor, Tú eres mi bien”. El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡Tú decides mi suerte!
Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré.
Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.
Aclamación al Evangelio Jn 13, 34
Aleluya.
“Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, como Yo los he amado”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 22, 34-40
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”
Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Éste es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que, revestidos del traje nupcial a ejemplo de san Luis Gonzaga, nos concedas participar de esta mesa eucarística, para ser colmados con las riquezas de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
PLEGARIA EUCARÍSTICA
(Ver Ordinario de la Misa)
RITO DE LA COMUNIÓN
(Ver Ordinario de la Misa)
Antífona de comunión Sal 77, 24-25
Les dio como alimento el pan celestial; todos comieron un pan de ángeles.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Padre, que alimentados con el pan de los ángeles, podamos servirte con una vida pura y, a ejemplo de san Luis, perseverar en continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor.
RITO DE CONCLUSIÓN
(Ver Ordinario de la Misa)