Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago
 
 
 
Eucaristía del Viernes 03 de Febrero de 2017
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Viernes de cuarta semana del tiempo ordinario
San Óscar, Obispo
Memoria libre
Color: blanco

San Oscar nació en Francia a comienzos del siglo IX. Misionero en Dinamarca y, luego, en Suecia, fue elegido obispo de Hamburgo (Alemania). Nombrado legado para Dinamarca y Suecia, soportó y superó con gran fortaleza las dificultades de su labor evangelizadora.

Antífona de entrada

Estos son los santos que llegaron a ser amigos de Dios, y recibieron la gloria por el anuncio de la verdad divina.

ORACIÓN COLECTA

Señor, que enviaste al obispo san Óscar para iluminar con el Evangelio a numerosos pueblos, concédenos, por su intercesión, la gracia de caminar siempre en la luz de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.


Primera lectura

Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre.

Lectura de la carta a los Hebreos   13, 1-9a

Hermanos:

Perseveren en el amor fraternal. No se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles. Acuérdense de los que están presos, como si ustedes lo estuvieran con ellos, y de los que son maltratados, como si ustedes estuvieran en su mismo cuerpo.

Respeten el matrimonio y no deshonren el lecho conyugal, porque Dios condenará a los lujuriosos y a los adúlteros.

No se dejen llevar de la avaricia, y conténtense con lo que tienen, porque el mismo Dios ha dicho: "No te dejaré ni te abandonaré". De manera que podemos decir con plena confianza: "El Señor es mi protector: no temeré. ¿Qué podrán hacerme los hombres?"

Acuérdense de quienes los dirigían, porque ellos les anunciaron la Palabra de Dios: consideren cómo terminó su vida e imiten su fe.

Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre. No se dejen extraviar por cualquier clase de doctrinas extrañas.

Salmo responsorial    26, 1. 3. 5. 8b-9abc

R/. ¡El Señor es mi luz y mi salvación!

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?

Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle una guerra contra mí, no perderé la confianza.

Él me cobijará en su Tienda de campaña en el momento del peligro; me ocultará al amparo de su Carpa y me afirmará sobre una roca.

Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, Tú, que eres mi ayuda.

Aclamación al Evangelio       Cf. Lc 8, 15

Aleluya.

Felices los que retienen la palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia.  Aleluya.

EVANGELIO

Éste hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     6, 14-29

El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Algunos decían: “Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos”. Otros afirmaban: “Es Elías”. Y otros: “Es un profeta como los antiguos”. Pero Herodes, al oír todo esto, decía: “Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado”.

Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener a la mujer de tu hermano”. Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía, quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.

Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. Su hija, también llamada Herodías, salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”. Y le aseguró bajo juramento: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”. Ella fue a preguntar a su madre: “¿Qué debo pedirle?” “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió ésta.

La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: “Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.

El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariaría. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y ésta se la dio a su madre.

Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios todopoderoso, acepta nuestra ofrenda en la fiesta de san Oscar, y concédenos expresar en la vida el misterio de la pasión de tu Hijo, que ahora celebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

PLEGARIA EUCARÍSTICA
(Ver Ordinario de la Misa)

RITO DE LA COMUNIÓN
(Ver Ordinario de la Misa)

Antífona de comunión        Ez 34, 15

Apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre y Señor nuestro, por el misterio que celebramos confirma a tus servidores en aquella fe verdadera que san Oscar difundió incansablemente, y concédenos profesarla siempre de palabra y de obra. Por Jesucristo, nuestro Señor.

RITO DE CONCLUSIÓN
(Ver Ordinario de la Misa)


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